El condado de Tipperary es uno de los condados más grandes e interesantes de la República de Irlanda. En la provincia de Munster, Tipperary concentra escenarios que han sido determinantes en la historia a nivel nacional. Pero además podemos decir que cuenta con algunos de los castillos más representativos del país y que éste y otros motivos, Tipperary es frecuentemente uno de los destinos favoritos para los turistas.
La Roca de Cashel
Uno de los castillos más emblemáticos es el Rock of Cashel, conocido también como Cashel of the Kings o St Patrick’s Rock. Esta fortaleza sirvió desde el siglo V como asentamiento de los reyes de Munster. A día de hoy, aunque su estado de conservación no es excelente, se pueden apreciar diferentes partes del edificio, como la torre, que data de alrededor de 1100, la capilla Cormac, la catedral o el cementerio de la misma, plagada de cruces celtas.
La joya de la corona de Tipperary Roca de Cashel. Esta fortificación es uno de los puntos de interés histórico más espectaculares de Irlanda, por lo que no nos debe extrañar que sea un imprescindible de este condado.
En el interior del recinto se levanta una torre cilíndrica en muy buen estado de conservación, las ruinas de una catedral gótica del siglo XIII y la capilla de Cormac, una capilla románica del siglo XII. A esta última sólo se puede acceder con visita guiada por lo que os recomendamos que no apuréis mucho la hora de entrada si no queréis perdérosla. En su interior se encuentran los frescos más antiguos de Irlanda.
A parte de la Roca de Cashel, podéis pasear hasta la Hore Abbey, una abadía del siglo XIII en ruinas. Desde la cima del roquedo podréis ver estas ruinas en medio de los campos agrícolas, pero si tenéis tiempo puede ser interesante acercarse y recorrer el kilómetro que las separa de la fortificación. Nosotros decidimos visitar en su lugar los restos de otra abadía, pero es que viajando en febrero también el sol tiene horario reducido.